Acentual: permite (con la concomitancia opcional de la sintaxis) marcar sílabas/palabras haciéndolas prominentes y, por lo tanto, importantes en términos de estructura informativa.
Actitudinal: permite emitir un enunciado con diferentes actitudes, ya sea voluntariamente o no, a partir también de otros correlatos como la velocidad de habla, el volumen, el registro, etc.; eso hace que un enunciado tenga un significado diferente incluso cuando se da en un mismo contexto. Esta actitud puede ser hacia el interlocutor, hacia el mensaje o hacia una circunstancia externa.
Agrupadora: permite segmentar el habla en unidades más fáciles de interpretar, procesar y memorizar; así la entonación acaba siendo un correlato claro de la sintaxis y de la puntuación.
Discursiva: distingue la información nueva de la información conocida, permite gestionar los turnos de palabra, manifiesta la fuerza ilocutiva, indica el conocimiento del hablante sobre el contenido del mensaje, etc.
Gramatical: marca la estructura gramatical (es decir, los límites entre los constituyentes y entre las oraciones), estructuras subordinadas, distingue entre diferentes modalidades oracionales (como las oraciones declarativas y las oraciones interrogativas), etc.
Indizadora: permite marcar la identidad social, geográfica o generacional.